Testimonios
Testimonio de Gregory King
Gregory King es un colportor que ha estado con nosotros trabajando ya hace un año y medio. Cuando entró al colportaje, como no se había bautizado comenzó a estudiar la biblia y a interesarse por las cosas de Dios pero no había tomado la decisión. En el programa de Vieques, Gregory tuvo la oportunidad de visitar un matrimonio donde la esposa tenía 4 meses que había perdido la voz. Cuando le presentó los libros ellos quedaron encantados y Gregory le ofreció orar por ellos y por la esposa que no podía hablar. Cuando termino la oración, la mujer que no podía hablar comenzó hablar y con emoción le dijo; Gracias por orar por mí. Luego de este impactante milagro, al llegar a la escuela donde nos estábamos quedando, Gregory decidió entregar su vida a Jesús por medio del bautismo.
Testimonio de Karla Vargas
Mientras estábamos en Vieques al líder Giovanni Esposito le toco dejar a Karla Vargas en una calle sola para colportar. Giovanni estaba preocupado de dejar a Karla sola, pero no tenía otra opción, los demás colportores estaban en otro lugar y ya el territorio se estaba terminando. Al dejarla en la calle, elevó una oración al cielo: Padre Celestial, que cuando la gente la vea no la vean sola, que tus ángeles le acompañen. Karla Salido de la van y al tocar una puerta salió una señora, al escuchar la presentación se quedó con dos libros, y la señora le dijo a Karla: “Yo por lo general no recibo a nadie que está tocando puertas, pero a tu lado vi como un SANTO y no pude evitar salir a recibirle. Creemos que ese santo fue un ángel que Dios que le estuvo acompañando.
Testimonio de Alexander Mejia
Como cada día, por lo general se visitan casas en la tarde, una de esas tardes mientras se colportaba en Vega Alta, Alexander Mejia visitó a Denis, una señora que se había apartado del evangelio hacía más de 18 años. Cuando Alex le presento los libros, también le habló de la importancia de volver otra vez a los caminos de Dios. En ese momento ella comenzó a llorar y a contarle su historia, como su matrimonio se había destruido, pero que a pesar de eso siempre había sentido que Dios no le dejaba sola. Cuando volvimos a visitarla, ella estaba con sus dos hijas jóvenes, abrimos la palabra de Dios con ella y le presentamos el plan de Dios para su vida. En ese momento nos confesó su deseo de prepararse para bautizarse junto con sus hijas, nos dijo: “no es casualidad que Alex haya venido a visitarme, Dios lo tenía en su plan, siento que es tiempo de volver a casa, deseo bautizarme junto con mis hijasâ€. Actualmente, el Pastor Milian le está dando seguimiento.
Testimonio de Rendy Richiez Valez
Eran las 10:30 de la noche cuando aún estábamos colportando. Estábamos cansados pero aun así seguíamos llevando el evangelio. Llegamos a un Walmart y saliendo del establecimiento vi a una señora con dos jóvenes que venían en dirección opuesta, algo me dijo que fuera hacía ella. Al alcanzarla estaba muy seria y a medida que me presento ella sigue caminando y yo detrás de ella. No ponía interés alguno. Pero dentro de mi algo me decía que continuara. Le hablé acerca del divorcio. Como Jesús creo el matrimonio y es una institución que Dios estableció para sus hijos y no quiere que nadie pase por el divorcio sino que con su ayuda sigan en él. Le hable de cómo hay tantas personas que se están divorciando por cualquier cosa sin saber que en Jesús su matrimonio tiene salvación. Le presente el libro de parejas.
A medida que le fui hablando de Dios y del matrimonio como se puede luchar para salvarlo su rostro ya había cambiado, se veía sonriente, los ojos aguados, y me dice: “por lo general, yo no saco dinero en efectivo al salir de Walmart. Pero sentí el deseo de hacerlo al salir, y ahora tu vienes y me hablas de esto, y de este libro. Yo estoy pasando por un divorcio” cuando me dijo eso, solo pude quedarme pasmado y decirle que en Dios no hay coincidencias. Ella lo creyó así.
Me preguntó que más tenía y le hable de los demás libros, especialmente el de El Conflicto de los Siglos. Quiso saber de qué trataba, cuando le explique que era de cómo surgió el pecado, lo que pasara en el futuro y de como Jesús vencerá el mal, me lo quito de la mano sin terminar. El precio total de ambos libros era la misma cantidad de dinero que sacó de la tarjeta. Le hablé de la autora y le di el nombre de la aplicación para bajar sus libros gratis. Al terminar le pedí si quería tomar estudios bíblicos y aceptó felizmente. Me dio un número de teléfono, era una estación de policía, y me dijo que preguntara por la SGT Ortiz.
Oramos y nos despedimos. Dios tiene todo tipo de formas de cómo alcanzar a sus hijos. Él se interesa de todo tu ser y tus problemas quiere resolver y darte vida eterna conociendo la verdad, la verdad es Jesús.
Testimonio de John Pérez
Lo que en un momento fue broma se volvió realidad durante el famoso “Cash Week”. Fue cuando me propuse trabajar cada día de la semana para alcanzar la mayor cantidad de donaciones posibles. Dialogaba con un amigo antes de salir a colportar cuando me surge la exagerada meta de $900.
Durante el transcurso de la semana todo andaba de manera normal, incluso aquel día miércoles. Finalizamos el día y le dije al líder que se apurara en llegar a Mayagüez porque tenía que usar el baño. El insistió parar en el camino, ya que yo no era el único con la necesidad. Llegamos a una panadería en el pueblo de Moca. Entramos al lugar preguntándonos entre nosotros donde estaría el baño. Un caballero sentado en el local nos preguntó que buscábamos y nos dirigió al baño. De camino al baño le dije al líder que tenía que colportarle a aquel hombre. Volví a entrar a la panadería y le comienzo hablar sobre el programa; resaltando que mi deseo era orar por él. Me preguntó por mi identificación la cual no tenía ese día y me dijo que todo andaba bien hasta ese momento. Le pedí que me acompañara al vehículo para que conociera al resto del grupo. Al introducirlo les dije que sacaran sus identificaciones y se la mostraran. Al evaluar la identificación se volvió hacia mí y me preguntó: “¿Qué necesitas, dinero para la universidad?”. Mi respuesta fue sencilla: “Si”. Nos dijo que lo siguiéramos hasta el cajero en una gasolinera cercana. Entré con él hasta el cajero y al retirar el dinero me lo entregó diciendo: “Tienes una misión, ve a cumplirla”. Inmediatamente puse el dinero en mi bolsillo y regresé a la “van”. Le dije al líder que nos fuéramos de una vez. Al sacar el dinero de mi bolsillo se me olvidó hasta como contar, por lo que tuve que preguntar “¿Cuanto es 20×20?” Los gritos llenaron el vehículo y lo único que pude hacer fue llorar de tanta emoción.
Lo que yo pensaba que era algo imposible resultó ser muy fácil para Dios. Al final de aquella semana me quedé $50 corto de los $900.